Sí, señores. Ese disco que alguna vez dió un pequeño viso de no estar 100% fino, pero que se portó tan bien en cuestión de rendimiento. Ese SATA2 (300MB/s) ligeramente ruidoso que apenas pestañeaba al grabar un DVD a x16. Ese DiamondMax 10 (Model nº 6V160E0) de 160Gb que arropaba a todos los componentes de la caja con su calor... nos (me) ha dejado.

Tras un nefasto y no advertido apagón de luz que tan corrientes son por los lares de San Cucufate (pueblo en alza y en camino de ser adueñado por la jetset más variopinta), el disco arranca para, después de un par de accesos, volverse loco y apagarse o bien realizar sucesivos e infinitos intentos de apagado.

Por suerte aún está en garantía, y diría que incluso de la propia tienda (tiene 5 meses), así que parece que no tendré que "comunicarme" (o al menos intentarlo sin perder el tiempo, dinero y paciencia) con el fabricante directamente. En la medida de lo posible me pillaré otro de otra marca. Tengo ganas de saber cómo van, por ejemplo, los WD.

En fin, ya os contaré. Me da igual si Diós no me pilla confesado.

Pues sí, a estas alturas de la vida, acabo de ver la película X-Men 2, y he visto una escena en la que se usaba un Sistema Operativo no identificado... lo típico de las películas, con ventanitas ultramodernas, diálogos de login con estilos metálico-cristalizados y demás. Por lo menos, parece que cada vez dotan a la ficción informática de un poquito más de realismo y nos vamos alejando de los esperpentos que se mostraban en Operación Swordfish (¿alguna vez has programado en un ordenador -por llamarlo de algún modo- moviendo polígonos por la pantalla mientras bailas al ritmo de una canción chumba-chumba?).

Volviendo a X-Men 2, el SO se trata seguramente de aún derivado de Unix y, el Desktop, se asemeja a un Gnome... Pero vamos, que o no atino a saber cuál es o si es mitad sistema real, mitad ficción. Aquí [1, 2] os dejo las capturas para que me deis vuestro parecer (que no padecer).

Estas cosas pasan muy poco a menudo. Tanto, que si no has cacharreado un buen rato con shells, muy posiblemente no hayas tenido la ocasión de conocerlas.

Resulta que la sintaxis, cantidad, orden... de los parámetros y opciones de algunas aplicaciones de línea de comandos no siempre está muy clara, y es necesario hacer algunas pruebas antes de dar con el modo de trabajar con ciertas aplicaciones. Ello puede llegar a ocasionar que se creen, por accidente, archivos con nombres variopintos que luego necesitaran de caracteres de escape shell para que el mismo intérprete de comandos o las aplicaciones para gestionar esos ficheros (rm, cp, mv...) no se vuelvan tontos.

La Ley de Murphy dice algo más o menos como: "si algo puede ir mal, irá. Podría definirse como una afirmación de gente pesimista o apta para malpensados y/o escépticos, pero he descubierto un nuevo ámbito de aplicación.

Hoy en día parece que esta Ley "se ha adaptado al medio" y se usa en muchos sitios para excusarse de las cosas que no funcionan como deberían. Y digo "se ha adaptado al medio" refiriéndome a un entorno laboral en el cual nadie se moja las manos y ni le pone ganas de hacer las cosas -bien-. No voy a entrar si es a nivel particular o global (empresarial) dado que no es mi intención la de discutir eso.

Por tanto, si tienes una incidencia con algún producto, ya sabes la respuesta. Si el teléfono no funciona, casualmente ese día la central telefónica ha sufrido un cataclismo tremendo y estan trabajando para restablecerlo lo antes posible. Y sí, precisa y únicamente ha sido en tu región/municipio/distrito o escalera. Si has realizado un pedido, estas esperando a recibirlo por correo y no llega en la fecha prevista, probablemente te encuentres con que haya huelga de transportistas, que el paquete se haya enrutado erróneamente hacia Calasparra de Arriba o que la empresa esté en plena reorganización del Departamento Logístico.

Y lo peor de esto es que algunas veces será verdad, pero se ha usado tanto este recurso como excusa que ya no hay manera de obtener un ápice de fe cuando se le espeta la causa del atropello al pobre infeliz que se halla con el inconveniente. Por abusar, nos ha pasado lo mismo que en el cuento del pastorcito que bromeaba con la presencia del lobo: hemos perdido la credibilidad.