En las tareas cotidianas de la vida real sucede que, cuando nos acostumbramos a hacer las cosas de una manera, la rutina acaba por hacer mella en nuestras costumbres y las hacemos de forma automática. Eso nos da comodidad en el sentido de que apenas tenemos que pensar para llevar a cabo algo, dado que lo hacemos como si de un acto reflejo se tratara. Si más adelante sale un nuevo modo o procedimiento de hacer algo, probablemente no le veamos tantas ventajas, ya que hay que sumar el proceso de aprendizaje al nuevo modo de hacer ese algo. Eso requiere un esfuerzo y un tiempo durante el cual mermará nuestra productividad; haremos ese algo de modo más lento y nos resultará menos cómodo, puesto que tenemos que interiorizar ese nuevo método. Finalmente, quien se proporga adaptarse al nuevo método y lo logre, puede ver que ahora hace esa cosa de forma más rápida y/o cómoda que con el anterior método. En pocas palabras, obtendrá el fruto de su esfuerzo y podrá valorar, mirando atrás, la ganancia. En el mundo del software pasa lo mismo. Uno hace las cosas de tal o cual modo y se acostumbra de tal forma que, cuando sale un modo nuevo, muchos se plantean si vale la pena cambiarse. En este caso, yo recomiendo a los conservadores una oportunidad y período de prueba del nuevo método. Eso sí, desde un punto de vista lo menos subjetivo posible. No tratamos de convencernos ni viceversa; debemos valorar si realmente nos será de utilidad o mejorará en algo el modo antiguo de hacer las cosas. Ahora tengo en mente varias aplicaciones de SL que ejemplifican lo dicho. Por decir algunas: tomboy (versus vi, ed, elvis u otras aplicaciones de notas adhesivas...), beagle (versus find, locate u otras aplicaciones), rhythmbox (versus xmms, beep media player y afines). No voy a entrar en discusiones de qué aplicaciones hacían lo mismo eras atrás, o qué otras aplicaciones lo hacen mejor o lavan más limpio; usaré estas a modo de ejemplo, pero considérense muestras genéricas del tipo de software en el cual se encuentra cada una. Con tomboy se acabó el tomar notas con el típico editor de textos y dejarlos desparramados por algún lugar inhóspito del disco duro. Él se encarga de gestionarlas. Con beagle, las infructíferas búsquedas de aquellos que tenemos el ordenador cargado de archivos pueden pasar a ser historia. Por la parte que toca a rhythmbox se terminó el ir a la búsqueda de mp3 cual explorador del amazonas. Ya se que sólo hablo de aplicaciones de SL, pero es que en casa y para las cosas serias -exceptuando las de mi ámbito laboral-, apenas uso otra cosa que no lo sea. Comentarios (2) |