Y es que el cuerpo también necesita de buen hardware para funcionar. Es por ello que, tras varios años de tener la espalda machacada por una silla de oficina un tanto amorfa (comprada en el Corte Ingles de rebajas), este fin de semana acudí al Ikea a por una silla algo más digna.

Las que estuve mirando fueron (las probé más o menos en este orden):

1. La Bonny (sin y con brazos). La sencillez y falta de algunas features son la razón de si bajo precio. Sólo tiene resulador de altura y el respaldo navega a sus anchas, sin posibilidad de fijarlo a una posición determinada.
2. La Nominell (sin y con brazos). Al sentarse uno en ella, obtiene una relativa sensación de comodidad, aunque emite diversos sonidos depende la postura que se quiera adoptar. Parece una silla confortable, pero con el rato y comparándola con otras, se vuelve de tacto un pelo rígido. Eso sí, tiene palancas -un tanto obtusas para un uso profano- para regular altura, respaldo (puede dejarse basculante o fijarlo) y algunas más que no atiné a saber accionar.
3. La Joakim. La jodía es bastante confortable, si bien tiene un par de inconvenientes -a mi parecer-. El primero de ellos es que el respaldo, o se tiene fijo completamente recto, o se deja oscilante, pero no se puede -al parecer- fijar en otra posición. El segundo, que el accionamiento de las palancas no es nada intuitivo y puede parecer que la silla simplemente no funciona como debiera.
4. La Verksam. Esta silla no es muy atractiva ni parece demasiado cómoda, pero una vez uno se sienta en ella y explora las posibilidades, ve que tiene más que ofrecer de lo que pueda reflejar su aspecto. Tiene reguladores para altura, inclinación del respaldo (puede fijarse en la posición deseada o dejarlo oscilante), altura del respaldo, profundidad del respaldo (más adelante o atrás) y inclinación del asiento. También cabe decir que la inclinación del respaldo juega con la inclinación del asiento, cosa que la hace muy cómoda en este aspecto al moverse todo en conjunto.
5. La Kläppe. Esta es una de las sillas más cómodas que uno puede encontrar por Ikea, y no en vano tiene el precio que tiene. Creo que tiene reguladores para casi todo, al igual que la anterior, pudiéndose adoptar prácticamente aquella posición que uno desee obtener. La excluí de mi lista por el presupuesto (300¤ de silla!).

También se me ocurrió probar otras rollo las que suelen tener los jefazos en sus despachos, de piel o algún material similar, con un gran respaldo, como la Allak o la Arás, pero me resultaron extremadamente incómodas, dado que el respaldo tiene una forma cóncava que hace que mi espalda coja forma de plátano y acabe con una chepa estilo Mr. Burns. Estas sillas sólo tienen regulador de altura y permiten oscilar muy ligeramente el respaldo, pero no tienen regulador para ello.

Dicho esto, supongo ya sabrán por cuál opté: una Verksam sin reposabrazos (para que no choquen con mi mesa), por el -módico- precio de 179¤. Esta vez, espero sea la silla la que se adapte a mi espalda, y no viceversa.

PD: Este post está inspirado en este otro, del blog de un colega.